Educación para todos y todas

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martes, 8 de marzo de 2016

CONCIERTO 3 DE MARZO IES “VELÁZQUEZ”

           Hoy me he sentido afortunado. He comprobado como la juventud de hoy día tiene la misma fuerza que yo tenía cuando era joven. He visto como una joven orquesta es capaz de recrear música olvidada en los archivos cientos de años.
 

            Quizás todo el mundo, excepto yo, conocía ya a Maria Antonia Walpurgis y a Maria Teresa Agnesi, pero he sido testigo como una orquesta de grandísimos músicos que rondan los veinte años ha sido capaz de reconstruir parte de la historia de estas mujeres olvidadas, conocedoras del estilo, del arte compositivo, del buen hacer de los mejores compositores..., y es que alguna fue discípula del mismísimo Porpora.
 

            No hemos cambiado la historia, tampoco lo pretendemos. Ni siquiera envidiamos no ser eco en esta querida ciudad engalanada ahora para nuestro festival de música antigua. Hoy no nos importaría que alguien nos tachara de mediocres, de malos músicos, de pretensiosos. Hoy hemos sido pretensiosos, osados, valientes. También, artistas. En esta sociedad que extermina silenciosamente a las mujeres en el silencio de sus casas, nosotros hemos dado vida a otras cuyas músicas estaban adormecidas en los archivos polvorientos sin que la rapidez de nuestras tecnologías hicieran nada contra ello.
 

            Da igual si nos equivocamos al interpretar. No da igual que el salón de actos del Instituto Velázquez de Sevilla, en colaboración con el IES Martínez Montañés, haya estado lleno, que hayan creado unas jornadas en torno a la mujer. Queda mucho por pelear, por reivindicar. Todos tenemos madres y hermanas y nunca merecieron menos que los hombres.
 

            Es solo un deseo, un pensamiento, pero nuestra orquesta hoy hizo levantar al público de sus asientos. No fui yo, amigos, yo lo vi con mis propios ojos. Esta juventud que se nos vuelve a ir al extranjero porque este país se va a pique sin que nos importe la sinrazón política que solo mira su ombligo.
 

            Hoy me he sentido afortunado. Por tocar codo con codo con mi hijo Pablo. Por ver qué bien me dirigía Jaime, el solista de oboe. Por ver como Joana, mi alumna de laúd, toca mejor que yo. Por notar cómo se me erizaba el vello, una vez más, al escuchar cantar a Irene Román. Por mirar a la concertino y saber que tanto Paloma como Claudia estaban perfectamente capacitadas para llevar la dirección del concierto sin mi presencia.
 

            Hoy no necesitáis críticos. Grandes, sois todos grandes. Que nadie me toque a los jóvenes de hoy, bastante tienen con tener que nadar en este mar de dudas de futuro. Que nadie me toque a las mujeres. Que nadie las mire por encima del hombro. Que jamás nadie le vuelva a poner la mano encima a ninguna. Ved cómo dirigen, cómo tocan, cómo componen, cómo cantan.
 

            Hoy, en nuestras vidas, algunas salieron del silencio, para siempre.

                                                                      

                        Aníbal Soriano, director de la Orquesta Barroca Cristóbal de Morales

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